Cada año se conmemora en todo el mundo el “Día Internacional de la Mujer”, que en sus inicios se llamó “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, por su origen marcado por la tragedia de la muerte de mujeres trabajadoras del sector textil, para el reconocimiento de derechos para mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras de la época. No obstante, en el 8 de marzo las mujeres levantan su voz para visibilizar las situaciones de desigualdad que vive la población femenina en diferentes países en todas las esferas. Para que se reconozcan sus derechos y se erradiquen todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres y las niñas.
En la actualidad, el tema seleccionado por la Organización de Naciones Unidas es “Mujeres líderes: Por un futuro Igualitario en el mundo de la Covid-19”, a los fines de visibilizar el liderazgo de las mujeres en el manejo de la pandemia, quienes estuvieron en la primera línea de asistencia sanitaria. Esto no es casualidad, en el caso de la República Dominicana el estudio “Análisis de las brechas salariales entre hombres y mujeres”, publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas, precisa que alrededor del 74% de profesionales del sector salud son mujeres, lo que enmarca un sector altamente feminizado.
Asimismo, el liderazgo de las mujeres no solo se observó en la primera línea sanitaria, sino que siete mujeres en el mundo se destacaron por su temprana intervención o gestión de la pandemia, entre ellas las presidentas: Tsai Ing-wen (Taiwán), Jacinta Arden (Nueva Zelanda) y Angela Merkel (Alemania) son algunas de las mujeres que lideraron países con una respuesta eficiente ante la Covid-19, en su primera etapa; visibilizando el empoderamiento femenino y elevando la cuestionante ¿Por qué no tenemos más mujeres liderando en el mundo?
Por otra parte, cuando hablamos del derecho laboral existen aspectos que debemos observar, entre ellas el liderazgo femenino reflejado en mujeres en puesto de toma decisiones, rompiendo así con el techo de cristal. En este sentido, también se debe analizar la conciliación de la vida personal, familiar y laboral en tiempos de pandemia, la cual ha colocado a las mujeres a ejercer de forma precaria una triple jornada laboral: Trabajo en la casa, teletrabajo, cuidado de hijos/as, familiares dependientes y asistencia en la educación a través de las clases virtuales, esto último se ve agravado con las dificultades o carencia de equipos tecnológicos y energía eléctrica, lo cual varía atendiendo a los niveles de desigualdad y situación de pobreza.
Ahora bien, ¿qué pasa con la violencia? En el inicio de la pandemia, en la República Dominicana diferentes noticias y artículos publicaron la disminución de denuncias vinculadas a la violencia de género, intrafamiliar y delitos sexuales, romantizando este punto al destacar que la pandemia había traído consigo unidad y armonía en las familias y en la sociedad, a pesar de la tragedia. Pero la realidad es que quienes tienen el privilegio de vivir en un hogar y entorno de protección, amor, solidaridad y compresión quizás si pudieron vivir este ideal; pero qué pasa con las familias, mujeres, niñas, niños y adolescentes que conviven en hogares y entornos donde la violencia y los abusos son constantes; simplemente se quedaron conviviendo con sus agresores, quienes quizás cometieron los abusos con mayor facilidad, sin ser descubiertos o denunciados.
Ante el panorama anterior, la comunidad internacional alertó sobre el riesgo de revertir décadas de progreso en los derechos y la igualdad, por un alarmante aumento de la violencia de género, la violencia intrafamiliar y los delitos sexuales. Realidad que no fue ajena a la República Dominicana, en donde las redes sociales se convirtieron en una herramienta esencial de denuncias para la protección estatal de personas en condiciones de vulnerabilidad. Esto nos hace recordar la famosa frase de la filósofa francesa Simone de Beauvoir: “No olviden nunca que bastará con una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres se cuestionen. Estos derechos nunca son adquiridos. Deben permanecer alerta durante toda vuestra vida”.
Finalmente, “este 8 de Marzo” no es un día para celebrar o felicitar; sino más bien para conmemorar los hechos que dieron origen a este día, visibilizar los derechos adquiridos de las mujeres, resaltar a las mujeres y sus aportes, reiterar el compromiso de los Estados con una generación de igualdad, destacar las vindicaciones de las luchas de las mujeres y el reconocimiento de los derechos reivindicados.
Luisiana González Guerrero.
Licda. en Derecho por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Máster en Género, Identidad y Ciudadanía, por la Universidad de Cádiz, España, bajo el proyecto de investigación “Trata de personas con fines de explotación sexual. Especial vulnerabilidad de Mujeres y Niñas”. Trabajó en la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales del Distrito Nacional, fue coordinadora técnica en la Escuela Nacional de Migración, fue Analista de Formación y Capacitación en la Escuela Nacional de la Judicatura. Realizó pasantías en el Consulado Dominicano en Madrid, España, y en el Instituto de la Mujer de Cádiz, España. Actualmente se encuentra cursando una maestría en Derecho de Género, por la Universidad de Jaén, España.
Fuente: